En este caso no hemos buscado un circuito, pues ascendimos y descendimos por el mismo sitio. Tampoco buscamos altura antes de comenzar la marcha. El desnivel a salvar ha sido de cerca de setecientos metros.
La marcha comienza en el kilómetro 28 de la carretera C - 625, unos dos kilómetros y medio después de pasar el pueblo de Saja. Es una desviación a la derecha, señalizada y que cuenta con un rústico y breve aparcamiento, justa al lado de la desviación.
El camino es una pista en muy buen estado que, torneando y suavemente, va cogiendo altura, atravesando un hayedo de largos y rectos ejemplares que forman un amplio bosque de galería, a lo largo de todo el recorrido.
A medida que vamos cogiendo altura, aparecen los primeros vestigios de las últimas nevadas que, cada vez, son más extensos, hasta que llegamos a un terreno completamente cubierto de nieve. Las rodadas de algún vehículo nos facilitan la marcha, hasta llegar al refugio de la Braña. A partir de ahí, la pista sigue, pero la nieve está virgen, tenemos que abrir camino. El piso es distinto, aunque la nieve, semidura, no impide que el caminar sea llevadero.
Durante la subida hemos soportado de todo, ratos de resol han alternado con otros de nieve y agua nieve, y otros de sol, aunque éstos no fueron, en ningún momento claros del todo. También nos llovió durante la bajada. La temperatura, no muy baja, no nos impedía andar con ligereza. El viento en el rostro, con todo, siempre fue frío.
En principio teníamos previsto llegar hasta el Collado de Brañalengua y girar a la izquierda para buscar la cumbre del Picu Fonfría (1.371 mts.), pero la abundancia de nieve y lo inseguro del tiempo nos inclinó por girar a la derecha y ascender al Alto de la Jazona (1.147 mts.), más próximo y asequible. Un oscuro nubarrón que entraba por el Norte influyó a la hora de tomar la decisión.
Descendimos hasta el refugio para comer. El refugio, no muy cuidado, reúne, sin embargo, condiciones.
La bajada fue rápida, sobre todo después de dejar atrás la nieve, aunque, como suele ocurrir a menudo, a más de uno le pareció más larga que la subida. Y es que, después del esfuerzo, las que hablan son las piernas.
En total, algo más de quince kilómetros de recorrido de ida y vuelta, un desnivel de 650 mts. al punto intermedio, con una pendiente media del 8,5%.
Una marcha recomendable para cualquier tipo de persona y para cualquier época del año. Con más nieve, la subida puede resultar más costosa y dependerá del estado de la nieve. En verano el hayedo tiene que mostrarse, a buen seguro, espectacular. En nuestro caso, el horizonte no estuvo nunca despejado, por lo que las vistas no fueron las que esperábamos. Pero, con cielos despejados, tienen que ser impresionantes.
Esta es la localización de la zona
Y este el esquema de nuestro recorrido
El simulacro de aparcamiento
Aquí arranca la pista
Un tímido resol parecía traernos buenos presagios
Aunque el día no parecía querer desperezarse
Los primeros vestigios de las últimas nevadas
A medida que ascendemos, ya son algo más que vestigios
Para llegar a la nevada de lleno y comenzar, además, a nevar suavemente
Pero la moral asciende con nosotros
La gente joven no necesita protegerse
Parece que quiere salir el sol
Después de un ligero tentempié, reanudamos la marcha
Abriendo, ahora, camino, sobre la nieve virgen
Llegamos al Collado de Brañalengua
Y atacamos el Alto de La Jazona, preguntándonos de dónde le vendrá el nombre
Testimonio de nuestra "hazaña" y del buen rollo existente entre nosotros
El Cuetu del Haya y el comienzo de la Sierra de Peña Sagra se nos ofrecen generosamente a la vista
Se nota que hemos hecho ganas de comer
Descenso por camino conocido, alguno bien pertrechado ante la lluvia que comienza
La nieve va abandonando el piso
Este es el aspecto que muestra el hayedo a lo largo de todo el camino
Sin nieve bajamos que nos matamos
¿Qué atrae nuestra atención? Un venado joven al que hemos sorprendido muy cerca
Esta y otras muchas sensaciones hacen que las posibilidades que ofrece la marcha la hagan muy recomendable para todo tipo de personas.