En realidad, teníamos previsto acercarnos al Pico de Los Ajastros, pero, al final, lo vimos de lejos.
Partimos a las 9 h. De Torrelavega, con parada en Puentenansa, y llegamos a Garabandal, donde dejamos los coches. Y aquí empiezan los traspiés. Es importante, cuando se llega a los pueblos, donde las casas están agrupadas y son muchas las callejas, tener claro cuál de todos los caminos hay tomar para empezar la marcha. Si no se conoce de antes, es fácil equivocarse. Y así nos pasó a nosotros.
Partimos a las 9 h. De Torrelavega, con parada en Puentenansa, y llegamos a Garabandal, donde dejamos los coches. Y aquí empiezan los traspiés. Es importante, cuando se llega a los pueblos, donde las casas están agrupadas y son muchas las callejas, tener claro cuál de todos los caminos hay tomar para empezar la marcha. Si no se conoce de antes, es fácil equivocarse. Y así nos pasó a nosotros.
Como se ve en la foto aérea, nosotros nos equivocamos en la salida, y ello condicionó el resto de la marcha. Alargamos el recorrido, anduvimos titubeando y eso influyó para que desistiésemos de acercarnos al objetivo final, al Pico de Los Ajastros.
De cualquier manera, el recorrido resultó muy interesante, pues lo importante es que nos adentramos en toda la Cuenca del Vendul, con todos los arroyos y barrancos que la conforman, para nosotros desconocida, y merece la pena.
De salida, no conscientes aún de que nos habíamos equivocado de camino, escogimos pronto una desviación, a la derecha, por un trozo de camino hormigonado, que lleva al pequeño pinar de “las apariciones”. Nuestro olfato empezó a decirnos que teníamos que corregir la dirección tomada. Antes de llegar a los pinos, como huyendo de ese lugar, optamos por subir, monte a derecho, hasta encontrarnos con una calzada empedrada, muy resbaladiza, por cierto, que, haciendo un largo zigzag, enlaza con una pista que pensamos era la que buscábamos, que avanza a media ladera, y que nos va adentrando hasta el centro de la cuenca. La seguimos y nos llevó hasta un invernal, el de Juanor, donde termina. El dueño del invernal nos indica por dónde debemos cruzar para encontrarnos con la pista que originariamente habíamos previsto tomar saliendo del pueblo. El cambio de pista por pradería y senda de ganado hace la marcha diferente, más variada, pero también cómoda de seguir.
Una vez encontrada dicha pista, no hay pérdida y el camino se hace relajadamente, sin apenas pendiente, todo él por la falda de la Sierra de Peña Sagra, contemplando sus agrestes canales y cruzando todos los arroyos, que son muchos y que nacen de la Sierra.
Por el retraso sobre el horario previsto, al llegar al Collado de Abellán, desistimos de cumbrear para llegar a la Braña de Tamareo y al Pico de los Ajastros y cogimos una pista que baja, desde el mismo Collado, un camino de tornos, entre claros y algo de bosque, con bastante pendiente, pero fácil de andar, que nos lleva hasta Garabandal, sin pérdida alguna.
El recorrido final resultó de unos 21 kms., con un desnivel, a mitad del circuito de unos 500 mts., más tendido en la primera mitad y más brusco en el descenso.
Este es el esquema de nuestro recorrido, el previsto y el efectivamente realizado.
Las fotos, esta vez, están sacadas con un móvil, y la luz fue bastante esquiva, por eso tienen peor calidad.
Tramo empedrado, tipo calzada romana
Inicio de la pista que nos lleva hasta Juanor
La pista discurre a media ladera, en espacio abierto
Atraviesa zonas de arbolado
Y bosque, propiamente dicho
La cara Norte de la Sierra de Peña Sagra, con el Cornón al centro, es el fiel telón de fondo
En la braña de Juanor tomamos un tentempié
Campo a través, buscamos la pista "perdida"
No siempre es tan fácil saltar una cerca
Seguimos atravesando brañas
Encontrada la pista, los indicadores abundan en el recorrido
También los puentes
Desde el Collado de Abellán se va a todos los confines del mundo
Sentados, junto al camino, repostamos fuerzas, antes de empezar a bajar
Mirando, al fondo, el camino que traemos recorrido
El camino alterna llanos con rampas más pindias, pero es cómodo
