Las fiestas y el mal tiempo nos tenían esta marcha esperando desde hace varias semanas.
Ya habíamos estado en el Alto Cildá, pero ascendiendo desde la vertiente Norte, pasando por Espina de Gallego. Esta vez queríamos acceder desde la parte pasiega y, por eso, escogimos, como punto de partida, Sel de La Carrera.
Como el pueblo tiene varios barrios, y de ellos salen varias pistas, si no lo conoces es fácil que no cojas, de entrada la ruta prevista, aunque, escojas la que escojas, no tienes pérdida.
Ya habíamos estado en el Alto Cildá, pero ascendiendo desde la vertiente Norte, pasando por Espina de Gallego. Esta vez queríamos acceder desde la parte pasiega y, por eso, escogimos, como punto de partida, Sel de La Carrera.
Como el pueblo tiene varios barrios, y de ellos salen varias pistas, si no lo conoces es fácil que no cojas, de entrada la ruta prevista, aunque, escojas la que escojas, no tienes pérdida.
Teníamos previsto partir de el barrio más alto del pueblo por una pista más cercana a Cildá, pero nos pasamos de largo del punto de arranque, por lo que cerramos el circuito que habíamos planeado en sentido contrario. Dejando las últimas cabañas, por la carretera que lleva a Urdiales, dejamos los cohes en una orilla y cogimos la primera pista que se nos ofrecía.
Pronto, abandonamos las pistas y continuamos campo a través, desperdigandonos unos de otros, siguiendo senderos de ganado, hasta llegar a La Cabaña del Pombo (o Tombo), donde nos agrupamos para tomar un tentempié. Desde ahí, y siguiendo la pista que lleva hasta Cildá, llegamos hasta nuestro destino, donde descansamos, comimos y desde donde contemplamos el panorama, aunque la visibilidad era corta, pues nubes bajas ocultaban el horizonte.
Sacada la foto de rigor, emprendimos la bajada hasta la Cabaña mencionada, punto en que cogimos la pistas que teníamos previsto seguir para llegar al Sel y cerrar, así, el circuito. Después de varias vueltas y revueltas desembocamos en la carretera de Urdiales, unos 500 mts. más abajo de donde habíamos dejado los coches.
La ruta seguida y cualquier otra que podíamos haber escogido son sencillas. No tienen pérdida.
La distancia total a recorrer es de unos 12 kms., salvando un desnivel de 450 mts.
Pronto, abandonamos las pistas y continuamos campo a través, desperdigandonos unos de otros, siguiendo senderos de ganado, hasta llegar a La Cabaña del Pombo (o Tombo), donde nos agrupamos para tomar un tentempié. Desde ahí, y siguiendo la pista que lleva hasta Cildá, llegamos hasta nuestro destino, donde descansamos, comimos y desde donde contemplamos el panorama, aunque la visibilidad era corta, pues nubes bajas ocultaban el horizonte.
Sacada la foto de rigor, emprendimos la bajada hasta la Cabaña mencionada, punto en que cogimos la pistas que teníamos previsto seguir para llegar al Sel y cerrar, así, el circuito. Después de varias vueltas y revueltas desembocamos en la carretera de Urdiales, unos 500 mts. más abajo de donde habíamos dejado los coches.
La ruta seguida y cualquier otra que podíamos haber escogido son sencillas. No tienen pérdida.
La distancia total a recorrer es de unos 12 kms., salvando un desnivel de 450 mts.
Esta es la localización de la zona
Y este el esquema de nuestro recorrido
Abandonadas las pistas, a poco de arrancar, avanzamos campo a través
Cogemos, por un momento, otra pista que abandonaremos enseguida
Volvemos, campo a través, cogiendo altura
Algunos optamos por cortar, a media ladera, vadeando algún regato
Junto a La Cabaña del Pombo nos reagrupamos
Y, dirección Norte, emprendemos el segundo tramo de la ruta, siguiendo el camino que lleva hasta Cildá
Después de remontar alguna loma, divisamos, a lo lejos, nuestro punto de destino
Una vez en el Alto, nos esforzamos en contemplar el panorama, aunque las posibilidades son escasas. Nos sorprende el sol que luce Santander, al fondo
Una de tantas instalaciones de comunicación que salpican las cumbre medias de Cantabria. Ésta algo deteriorada, por cierto.
Al Norte, Espina de Gállego y, muy al fondo, la Sierra de Íbio
A nuestros pies, el Valle de Iguña
Al Este, Berana, la Puerta de la Cisura y, al fondo, Las Enguinzas
Este "conjunto monumental" da fe de nuestra presencia en el histórico Alto
El descenso es en tropel, volviendo sobre nuestros pasos
Buscando algo de abrigo entre los pinos
Para acabar, de nuevo, junto a La Cabaña del Pombo
Ahora, la bajada es por pista
Con revueltas
Vadeando arroyos
Y escogiendo la desviación adecuada
Ya en zona urbana, nos quedamos con el recuerdo de esta imagen, vestigio de toda una cultura de aprovechamiento de las aguas para abrevar el ganado
A poca distancia nos reencontramos con la carretera y, desandando unos 500 mts., recuperamos los coches y emprendemos el regreso.