Sábado 27 de marzo de 2010
La Sierra de Mullir, a la que pertenecen La Bolisa (839 mts.) y el Copete (795 mts.) esta situada en el Oriente de Cantabria, dentro del municipio de Ruesga. Es un macizo calizo, de carácter kárstico, plagado lapiaces, hoyos y sumideros, y que delimita, por el Este, el verde Valle de Matienzo, el poljé más extenso de la península ibérica, y que sirve de divisoria de aguas entre este Valle y el de Aras.
Abordamos este recorrido, después de varias "convocatorias", abortadas por el mal tiempo. Le damos la forma de circuito, yendo por una parte y volviendo por otra.
Partimos de la Collada de El Esquilo (405 mts.), siguiendo una pista que bordea el macizo por la falda Este, y que ha sido prolongada recientemente para facilitar la instalación de las torres de una línea de alta tensión. Son precisamente algunos de los tramos nuevos los que presentan mayor pendiente dentro de nuestro recorrido.
Nada más empezar a caminar por la pista debemos coger el ramal que parte hacia la izquierda y seguir por él, desechando otros desvíos, atravesando varias portillas, hasta llegar a los tornos de nueva apertura y que nos sirven para coger altura rápidamente. A destacar el "Pilón" que encontramos a la derecha del camino y que creemos forma parte del sistema de abastecimiento de agua de los pueblos del entorno.
Abandonamos la pista en la parte más alta, adentrándonos en un lapiaz, algo incómodo, pero que sorteamos pronto, para llegar a un collado desde el que nos asomamos al impresionante Hoyo Llusa, un circo de 450 mts. de diámetro y cien de profundidad. Por su borde avanzamos hasta llegar a un collado que separa La Bolisa de El Copete. Primero ascendemos a la Bolisa para, después de comer, abordar El Copete e iniciar el descenso y encontrar, de nuevo, la pista inicial y llegar hasta El Esquilo. Aunque debe haber un sendero señalizado desde la cumbre de El Copete, nosotros optamos por dejarnos llevar por la intuición y buscamos por nosotros mismos los pasos que nos ayudaran a descender, no sin encontrar alguna dificultad, en algunos casos. El final fue un descenso muy abrupto que, dada la carga que llevábamos en las piernas, nos resultó algo penoso. Una vez en la pista, todo fueron prisas por terminar el recorrido.
Al final, resultó una distancia a recorrer de unos once kilómetros, con un desnivel máximo de 435 mts. y con algunos tramos de gran pendiente.
Esta es la localización de la Sierra de Mullir
La Collada El Esquilo. ¿Por qué ser ganadero suele ser, bastante a menudo, sinónimo de suciedad y abandono?
Nada más empezar el camino, cogemos la desviación a la izquierda
La primera portilla en un camino público (qué manía!)
Al fondo, El Copete no nos deja ver La Bolisa
La plantación de pinos suplanta al bosque autóctono que, sin duda, existió anteriormente
Desechamos nuevas desviaciones
El "Pilón", esta veterana construcción debe ser parte del actual abastecimiento de agua de algunos pueblos de la zona
Comienzan los tornos y los tramos de mayor pendiente
En este punto abandonamos la pista
Y atravesamos un dificultoso lapiaz
Que nos lleva a un collado desde el que nos asomamos al impresionante Hoyo Llusa
Rodeamos el Hoyo por su borde superior
Y llegamos a un collado desde donde vemos claramente el camino de ascensión a La Bolisa
El camino y los pasos aparecen bien definidos
En la primera cota del día, La Bolisa
Disfrutamos del panorama. El Peña Rocías a contraluz
Porracolina, al otro lado del Asón
Y, al fondo de todo, El Picón del Fraile
Mari y Maxi embelesados con el Valle de Matienzo
Entre La Bolisa y El Copete, después de nuestro particular "banquete"
El Copete lo forman varios círculos concéntricos, escalonados que, a modo de murallas, lo protegen
Lo rodeamos, buscando "la portilla" que nos permita subir al escalón superior
Arriba de El Copete, nuestra segunda cota del día
Enfrente La Bolisa y el Hoyo Llusa por medio
A nuestros pies La Colina, asomada justo encima de Matienzo
Buscamos los pasos para poder bajar
Y acabamos "tirándonos" ladera abajo
Reencontrados con la pista, caminamos ligeros hasta nuestro punto de partida
La imágenes finales nuestra cámara se negó a recogerlas. Unos energúmenos, no sabemos por qué causa, han destrozado las mesas y bancos de un área de recreo que hay en La Collada del Espino. Suponemos que una pintada de "más naturaleza y menos torres" no tendrá nada que ver con el asunto.