El arco iris tuvo la culpa. Nos engañó. O nos animamos demasiado pronto.
Definitivamente, tenemos el calendario cambiado. Entre semana, buen tiempo o aceptable, para llegar al domingo y volver el agua.
Lo intentamos, de nuevo. La frustración aumenta.
Llegamos hasta el pozo de la Mina Peña Montero. Esperamos a que escampase o, al menos, viésemos que, por el horizonte, aclaraba un poco. Pero nada. Y optamos por volver, ya que, en el resto del recorrido, no íbamos a encontrar refugio alguno.
Y, antes del horario previsto, nos dirigimos a Oreña, donde teníamos pensado comer tranquilamente.
Y así fue. Nos cambiamos de ropa, encendimos la chimenea, y comimos y departimos amigablemente durante un buen rato.
La jornada terminó, a pesar de todo, con buen ánimo. Y pensando en la próxima.
Para la localización de la zona y el esquema de nuestro recorrido, nos remitimos a la marcha del dos de Mayo del presente año, bien entendido que, esta vez, sólo llegamos hasta el Pozo y volvimos por el mismo sitio.
¿Tuvo la culpa el Arco Iris?
No. Eran nuestras ganas.
Se nos veía en la cara
Hasta aquí llegamos
...Pero, en verdad, acabamos aquí