Domigo, 12 de junio de 2011.
La marcha asciende hasta el páramo de La Lora, discurre, en su mayor parte, por él, y desciende nuevamente al valle del Ebro. Es una ruta circular.
Lo único negativo es el largo desplazamiento en coche, desde Torrelavega hasta Polientes. Pero ello se ve compensado luego con la placidez de la marcha.
Partimos de San Martín de Elines. Hemos aparcado junto a su famosa colegiata. La ruta comienza ahí mismo.
Durante poco más de kilómetro y medio, el camino asciende de continuo hasta llegar al páramo. A medida que ascendemos, el valle del Ebro se abre ante nuestra vista. El paisaje es distinto del que estamos acostumbrados en Cantabria. A nuestras espaldas la meseta, el páramo, amplias planicies, ausencia de arbolado, caminos diáfanos.
Una vez llegado al alto, cogemos una pista que se dirige a Sargentes de La Lora y que abandonamos poco después de haber recorrido doscientos metros, girando a la derecha y encaminándonos hacia el borde del páramo. Desde sus proximidades volvemos a contemplar el valle, ahora con más amplitud.
Siguiendo los indicadores, vamos recorriendo “la costa” por navas y por terreno algo quebrado, acercándonos a la Peña Camesía, que bordeamos, puesto que nuestro destino es La Muñeta. Una vez alcanzada ésta, volvemos sobre nuestros pasos e iniciamos el descenso por una pista que, discurriendo entre las dos peñas, se dirige a Villota de Elines.
Terminado el descenso y un poco antes de entrar en este pueblo, cogemos un camino transversal que une Villota con San Martín, final de nuestro trayecto.
La distancia total recorrida es de unos once kilómetros, salvando un desnivel de trescientos metros, aproximadamente.
La marcha con buen tiempo, sin demasiado sol, resulta más que cómoda, apacible, dada la bondad del terreno, el silencio “ensordecedor” del páramo, sólo violado por los grillos y pajarillos lejanos y huidizos.
La marcha asciende hasta el páramo de La Lora, discurre, en su mayor parte, por él, y desciende nuevamente al valle del Ebro. Es una ruta circular.
Lo único negativo es el largo desplazamiento en coche, desde Torrelavega hasta Polientes. Pero ello se ve compensado luego con la placidez de la marcha.
Partimos de San Martín de Elines. Hemos aparcado junto a su famosa colegiata. La ruta comienza ahí mismo.
Durante poco más de kilómetro y medio, el camino asciende de continuo hasta llegar al páramo. A medida que ascendemos, el valle del Ebro se abre ante nuestra vista. El paisaje es distinto del que estamos acostumbrados en Cantabria. A nuestras espaldas la meseta, el páramo, amplias planicies, ausencia de arbolado, caminos diáfanos.
Una vez llegado al alto, cogemos una pista que se dirige a Sargentes de La Lora y que abandonamos poco después de haber recorrido doscientos metros, girando a la derecha y encaminándonos hacia el borde del páramo. Desde sus proximidades volvemos a contemplar el valle, ahora con más amplitud.
Siguiendo los indicadores, vamos recorriendo “la costa” por navas y por terreno algo quebrado, acercándonos a la Peña Camesía, que bordeamos, puesto que nuestro destino es La Muñeta. Una vez alcanzada ésta, volvemos sobre nuestros pasos e iniciamos el descenso por una pista que, discurriendo entre las dos peñas, se dirige a Villota de Elines.
Terminado el descenso y un poco antes de entrar en este pueblo, cogemos un camino transversal que une Villota con San Martín, final de nuestro trayecto.
La distancia total recorrida es de unos once kilómetros, salvando un desnivel de trescientos metros, aproximadamente.
La marcha con buen tiempo, sin demasiado sol, resulta más que cómoda, apacible, dada la bondad del terreno, el silencio “ensordecedor” del páramo, sólo violado por los grillos y pajarillos lejanos y huidizos.
Esta es la localización de la zona
Y este el esquema de nuestro recorrido
La ruta comienza desde la parte alta de la plaza que está enfrente de la colegiata
Nada más salir del pueblo, cruzamos esta portilla
El camino, durante un kilómetro y medio, es de ascensión continua, hasta llegar a la meseta
A medida que cogemos altura, el valle se abre a nuestros pies
La subida acaba en El Tez, una de las puertas de la meseta desde esta zona
Ya en la meseta, cogemos, inicialmente, un camino dirección Sargentes, atravesando esa portilla
Después de unos cien o doscientos metros, giraremos a la derecha, campo a través
Siguiendo los indicadores
Atravesando las Navas de Tez, zona sin árboles, entre dos alturas, como dice el diccionario
El indicador nos encamina al borde de la meseta, hacia la Peña Camesía
Llegados al borde, nos asomamos sobre San Martín, nuestro punto de partida
El terreno se quiebra ligeramente, pero el caminar es cómodo
El sol ilumina, tímidamente, el esplendor del campo
Una y otra vez, contemplamos el paisaje sobrecogidos
Algunas piedras hacen el caminar más entretenido
El verde de la falda norte contrasta con la vegetación por la que nosotros venimos avanzando
En La Muñeta posamos para el recuerdo
Para bajar, buscamos la pista que separa la Peña Camesía de La Muñata
La pista baja contorneándose, al pie de la Peña
Y en dirección a Villota de Elines
Escudriñamos la pared, en busca de las buitreras, pero no las distinguimos
Buscamos la primera sombra para comer y reposar
Nos acercamos a las últimas curvas, siempre con la Peña sobre nuestras cabezas
Antes de entrar en Villota, cogemos un camino transversal que une este pueblo con San Martín
Con la Peña siempre al fondo, el camino, en su primer tramo discurre por terreno abierto
Para adentrarse en sotos bien sombreados que se agradecen al final de la ruta
Y, para terminar, el mejor premio