Domingo, 23 de Octubre de 2011.
Partimos, como siempre, a las 9 h. del sindicato. Hemos escogido esta marcha para seguir “fomentando la cantera”. La suavidad del trayecto y los dos túneles que hay que atravesar son atractivos claros para los más pequeños.
Accedemos hasta La Gándara, cogiendo una desviación, a la derecha, en la antigua carretera a Cabezón, a la altura del paso sobre FEVE de Ontoria, que lleva hasta Bustablao, pero dejándola antes en dirección a Toporias. En una curva cerrada, antes de llegar a El Llano y Cobijón, nos situamos en La Gándara, junto a antiguas dependencias de la mina, donde dejamos los coches. De aquí partía la antigua vía del ferrocarril minero, cuyos raíles han sido arrancados, pero no así las traviesas (algunas afloran con los clavos de sujeción del raíl salientes).
En el trayecto, hay que atravesar dos túneles, cavados en la roca, y zonas que la vegetación ha convertido en túneles naturales, muy agradables para transitar bajo ellos en días de sol. En esta ocasión el viento y el sol marcaban el panorama y su combinación daba como resultado una aceptable temperatura para caminar.
El trayecto previsto, hasta el Pozo Peña Montero es, casi todo, en horizontal, por lo que lo hicimos en un abrir y cerrar de ojos y los más pequeños se portaron de maravilla. Tan es así que, una vez repostado en el Pozo, nos animamos a seguir, para rodear todo el Hoyo Madroño, con lo que, al final duplicamos la distancia a recorrer prevista. La sorpresa fue la capacidad de recuperación que mostró la población infantil, después de comer y luego en el “fin de fiesta” en Ontoria. Estaban tan frescos como al principio.
El circuito alrededor del Hoyo Madroño resulta algo monótono, pues se trata de andar por pistas abiertas para la explotación de los eucaliptales, generalmente de pendientes suaves, con algunas bajadas que luego hay que recuperar, pero nunca sobrepasando los 200 mts. de altitud del punto de inicio.
Recorrimos una distancia de unos 12 kilómetros.
Partimos, como decimos, de las Casas de La Mina, seguimos el antiguo trazado del ferrocarril, atravesamos los dos túneles, y llegamos al Pozo Peñamontero, lugar en el que tomamos un pequeño refrigerio y nos imaginamos la vida de los mineros de aquellos años. Seguimos por la pista que sigue la misma dirección y, con ella damos la vuelta a todo el Hoyo del Madroño, hasta llegar a una bifurcación que nos llevaría a rodear el Hoyo Pilurgo. Nosotros optamos por seguir rodeando el del Madroño y, con ello, volvemos casi al Pozo, cortamos bruscamente a la derecha para salir al final del segundo túnel desde donde, nuevamente, por el trazado del ferrocarril, volvemos hasta La Gándara, lugar donde habíamos dejado los coches.
Partimos, como siempre, a las 9 h. del sindicato. Hemos escogido esta marcha para seguir “fomentando la cantera”. La suavidad del trayecto y los dos túneles que hay que atravesar son atractivos claros para los más pequeños.
Accedemos hasta La Gándara, cogiendo una desviación, a la derecha, en la antigua carretera a Cabezón, a la altura del paso sobre FEVE de Ontoria, que lleva hasta Bustablao, pero dejándola antes en dirección a Toporias. En una curva cerrada, antes de llegar a El Llano y Cobijón, nos situamos en La Gándara, junto a antiguas dependencias de la mina, donde dejamos los coches. De aquí partía la antigua vía del ferrocarril minero, cuyos raíles han sido arrancados, pero no así las traviesas (algunas afloran con los clavos de sujeción del raíl salientes).
En el trayecto, hay que atravesar dos túneles, cavados en la roca, y zonas que la vegetación ha convertido en túneles naturales, muy agradables para transitar bajo ellos en días de sol. En esta ocasión el viento y el sol marcaban el panorama y su combinación daba como resultado una aceptable temperatura para caminar.
El trayecto previsto, hasta el Pozo Peña Montero es, casi todo, en horizontal, por lo que lo hicimos en un abrir y cerrar de ojos y los más pequeños se portaron de maravilla. Tan es así que, una vez repostado en el Pozo, nos animamos a seguir, para rodear todo el Hoyo Madroño, con lo que, al final duplicamos la distancia a recorrer prevista. La sorpresa fue la capacidad de recuperación que mostró la población infantil, después de comer y luego en el “fin de fiesta” en Ontoria. Estaban tan frescos como al principio.
El circuito alrededor del Hoyo Madroño resulta algo monótono, pues se trata de andar por pistas abiertas para la explotación de los eucaliptales, generalmente de pendientes suaves, con algunas bajadas que luego hay que recuperar, pero nunca sobrepasando los 200 mts. de altitud del punto de inicio.
Recorrimos una distancia de unos 12 kilómetros.
Partimos, como decimos, de las Casas de La Mina, seguimos el antiguo trazado del ferrocarril, atravesamos los dos túneles, y llegamos al Pozo Peñamontero, lugar en el que tomamos un pequeño refrigerio y nos imaginamos la vida de los mineros de aquellos años. Seguimos por la pista que sigue la misma dirección y, con ella damos la vuelta a todo el Hoyo del Madroño, hasta llegar a una bifurcación que nos llevaría a rodear el Hoyo Pilurgo. Nosotros optamos por seguir rodeando el del Madroño y, con ello, volvemos casi al Pozo, cortamos bruscamente a la derecha para salir al final del segundo túnel desde donde, nuevamente, por el trazado del ferrocarril, volvemos hasta La Gándara, lugar donde habíamos dejado los coches.
Esta es la localización de la zona
Ultimamos los preparativos para empezar la marcha
El día se presenta apacible, a pesar del viento
La sorpresa en la cara del más pequeño a la entrada del primer túnel
Pero, a medida que avanzamos, todos cogemos confianza
Aunque la zona, típica de entorno minero, suele resultar árida por las escombreras y , ahora, también, por los eucaliptales, siempre hay detalles para la dulzura
Pasado el primer túnel comentamos y nos reagrupamos
Cambiamos túnel de roca por túnel verde vegetal
En el segundo túnel ya nadie se retrae
Y llegamos al final del itinerario previsto casi sin darnos cuenta: El Pozo Peña Montero
Aprovechamos los restos históricos para una explicación didáctica