Domingo, 6 de Mayo de 2012.
Por los cañones que hace el Río Ebro, en su lucha por abrirse camino, a través de las montañas, ya hemos circulado en varias ocasiones. Las rutas que se pueden hacer por esos parajes son múltiples. Nosotros ya habíamos hecho dos y ésta es la tercera.
Parte de Villaescusa de Ebro, el último pueblo de Cantabria en esa zona para, siguiendo el curso del río, llegar hasta Obaneja del Castillo, ya en la provincia de Burgos, subir al páramo, recorrer una parte de éste y volver al río, bajando por alguno de los barrancos que los arroyos tributarios forman para verter sus aguas al río principal.
La ruta comienza por una pista que parte, nada más pasar el puente de Viullaescusa, a la izquierda. Al principio, la pista es asfaltada, para pasar, enseguida a ser de tierra y, más adelante, convertirse en sendero. Toda esta parte del trayecto se hace junto al río, a su altura, entre árboles y flora autóctona. Mención especial merece El Tobazo, un conjunto de espectaculares cascadas, de abundante caudal, que parece como si la montaña reventase, de repente y vertiese todo el agua acumulada desde hace miles de años.
Pero contemplar el paraje de El Tobazo nos desvía demasiado de nuestra ruta y, después de acercarnos un poco y contemplar, extasiados, parte del espectáculo, decidimos retornar a nuestra ruta y seguir adelante.
El siguiente espectáculo lo encontramos en Orbaneja. Por un lado, los riscos de enfrente, en la vertiente derecha del río y, por otro, los propios chorros provenientes de la Cueva del Agua, situada en el mismo pueblo.
En esta parte, final del tramo junto al río, pasamos el puente y subimos a Orbaneja, lo superamos, por su parte alta, y llegamos al páramo, donde cambia totalmente el paisaje. Nos hemos separado del río, que queda a nuestra izquierda, y transitamos por pistas y caminos, eligiendo aquellos que, según nuestro sentido de la orientación, nos servían para completar nuestro circuito.
Como los caminos son varios y los cruces abundantes, sólo hay que tener en cuenta que, para volver al Río Ebro hay que bajar por alguno de los barrancos que encontramos a nuestra izquierda, sabiendo, únicamente, que tenemos que desechar el primero con que nos encontremos, el de Valdecarril, pues su final es muy abrupto e difícil de transitar.
En toda esta parte del trayecto también hay que destacar la zona de los Chozos de Orbaneja, en la Estilla, construcciones rústicas y singulares que nos hablan de antiguos refugios de pastores o de segadores en las épocas del laboreo agrícola-ganadero.
Como se ve en nuestro esquema de recorrido, nosotros hemos escogido el tercero de los barrancos que resultó cómodo para efectuar el descenso, si bien ello nos obligó a tener que terminar el circuito por un tramo de la carretera, hasta llegar, nuevamente a Villaescusa.
El circuito, en total, resultó ser de unos quince kilómetros, salvando un desnivel de 200 mts.
Esta es la localización de la zona
Y este el esquema de nuestro recorrido
El puente que lleva a Villaescusa de Ebro
Nada más pasar el puente, a la izquierda, parte esta pista
Esta es una muestra de El Tobazo, en su parte baja
Y este el espectáculo de la parte alta
Sus aguas vierten al Ebro impetuosamente
Una antigua central hidroeléctrica, hoy convertida en vivienda
Al otro lado del río, un antiguo molino
El sendero bordea continuamente el río
El obligado alto en el camino para reponer fuerzas, aunque, en esta ocasión llebávamos pocas gastadas
En una de las curvas del río, quedan restos de antiguas huertas, hoy abandonadas
Los amenazantes riscos a la altura de Orbaneja
El puente que nos devuelve a la carretera general y nos lleva a Orbaneja del Castillo
Tuvimos que hacer cola para podernos sacar esta foto en el sitio adecuado
El chorro de agua que parece cortar el pueblo en dos
El acceso es por escaleras
Impresionante masa de agua que parece poder cortarse con cuchillo
Orbaneja retando a los riscos de enfrente
Salimos del pueblo por su parte alta
Para cambiar totalmente de paisaje
Los chozus son realmente curiosos
Y abundantes
Despues de saltar de unos caminos a otros y de escoger en varios cruces, paramos a comer
Al final, nos decidimos por el barranco de Montecoza para bajar hasta el Ebro
Ya en la parte baja, bordeamos el arroyo, presintiendo que llegamos al final
Que hacemos por carretera para reencontrarnos con Villaescusa
Sumamos un recorrido más por los cañones del Ebro y seguiremos buscando nuevas rutas por estos agrestes y espectaculares parajes
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