Tal como rezaba el título de la programación, esta marcha tenía como finalidad dar un respiro a los adultos que habíamos quedado algo marcados por la anterior y, a la vez, animar a los pequeños a participar y acostumbrarlos a disfrutar de la Naturaleza.
Pero la indecisión, por la inestabilidad de la climatología, dejó para última hora el correr la voz. En consecuencia, a la hora de la verdad, pequeños pequeños acudieron pocos. Lástima porque el día resultó espléndido. Y quienes nos presentamos disfrutamos de lo lindo.
Teníamos previsto seguir curso arriba el Río Cambilla, desde su desembocadura en el Saja, a la altura de El Paulinar, un conjunto de casas que se encuentra a pocos metros del Centro de Interpretación del Parque Natural Saja-Besaya, subiendo a la izquierda.
A unos tres kilómetros, siguiendo la pista que parte de la carretera C-625, hay una zona de recreo, junto al río, muy apropiada para pasar el día, bañarse, etc. siendo la distancia y la calidad del piso adecuadas para que los pequeños hagan el trayecto.
Como decimos, el día resultó espléndido, de tal manera que aprovechamos un pozo cercano para bañarnos y también, algunos, continuamos caminando un rato, buscando algo de altura y poder contemplar el amplio panorama que rodea el valle del Saja.
Esta es la localización de la zona
Y este el esquema de nuestro recorrido
El punto de partida de nuestra marcha, la desviación a la izquierda
Al poco de pasar El Paulinar, cruzamos, por primera vez, el Cambilla
Que nos acompañará todo el recorrido
Pista sin asfaltar, pero de piso uniforme y de perfil llano
Única variante a tener en cuenta. A la izquierda nos llevaría hasta la Braña Espina. Cogemos a la derecha
Cruzamos nuevamente el río
En la primera parte de la zona de recreo, reponemos las pocas fuerzas que hemos gastado
Momento en que nos adelanta esta reata de tudancas, camino de los Puertos de Sejos
Ya en la parte alta de la zona de recreo, junto a un puente, la Cuca ha encontrado este pozo
Algunos seguimos un poco, para coger altura y divisar las Brañas de Bucierca, entre otros parajes
Seguimos por zona de bosque umbrío
Hasta reencontrarnos con la pista que lleva a la Braña de La Espina
Como los demás nos esperan para comer, volvemos sobre nuestros pasos
Y, en el río, a los chavales no hay quien les haga salir del agua, fría, pero no tanto.
La comida la hacemos cómodamente, en ambiente distendido, donde prima la charla tranquila
La vuelta, a primeras horas de la tarde, es un verdadero paseo, apropiado para que los chavales no parasen de hablar en todo el recorrido
Ya en Mazcuerras, en un sitio para nosotros habitual, los mayores ponemos el broche de oro del día
Con tiempo, anunciaremos una próxima jornada, repitiendo el recorrido, de forma que la concurrencia, sobre todo, de chavalería, sea mayor.
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