Grupo de Senderismo del SUC.
Asociación federada a la Federación Cántabra de Montañismo y Escalada
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Nota.

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martes, 4 de mayo de 2010

Circuito: LA GÁNDARA - POZO PEÑAMONTERO - HOYO DEL MADROÑO - POZO - LA GÁNDARA

Domingo, 2 de Mayo de 2010

Partimos, como siempre, a las 9 h. del sindicato. Hemos escogido esta marcha de relax, para reponernos de el ajetreado día anterior. No nos importa que el tiempo este inseguro. Nos importa eliminar toxinas.

Accedemos hasta La Gándara, cogiendo una desviación, a la derecha, en la antigua carretera a Cabezón, a la altura del paso sobre la FEVE de Ontoria, que lleva hasta Bustablao, pero dejándola antes en dirección a Toporias. En una curva cerrada, antes de llegar a El Llano y Cobijón, nos situamos en La Gándara, junto a antiguas dependencias de la mina, donde dejamos los coches. De aquí partía la antigua vía del ferrocarril minero, cuyos raíles han sido arrancados, pero no así las traviesas (algunas afloran con los clavos de sujeción del raíl salientes).

Hay vestigios de que las minas de Udías fueron ya explotadas en tiempos de los romanos. Pero, lo que se dice industrialmente, no lo fueron hasta mediados del s.XIX, primero por capital francés y luego belga, la tan conocida en esta zona de Cantabria Real Compañía Asturiana de Minas, explotación que duró hasta 1932. La ruta está marcada por los restos de distinta índole de aquella actividad minera.

En el trayecto, hay que atravesar dos túneles, cavados en la roca, y zonas que la vegetación ha convertido en túneles naturales, muy agradables para transitar bajo ellos en días de sol. No era ese nuestro caso. Día muy nublado, chispeando en algunos momentos, baja temperatura, pero apacible para caminar.

El trayecto es, casi todo, en horizontal, con algunas bajadas en el entorno del Hoyo Madroño y que luego hay que recuperar, pero siempre manteniéndose en el entorno de los 200 mts. de altitud que hay en el punto de inicio. Recorrimos una distancia de 11 kilómetros. A la 1,30 h. ya estábamos de vuelta, incluyendo el cafetucu y la parada de tentempié de rigor.

Partimos, como decimos, de las Casas de La Mina, seguimos el antiguo trazado del ferrocarril, atravesamos los dos túneles, y llegamos al Pozo Peñamontero, lugar en el que tomamos un pequeño refrigerio y nos imaginamos la vida de los mineros de aquellos años. Seguimos por la pista forestal que sigue la misma dirección y, con ella damos la vuelta a todo el Hoyo del Madroño, hasta llegar a una bifurcación que nos llevaría a rodear el Hoyo Pilurgo. Nosotros optamos por seguir rodeando el Madroño y, con ello, volvemos al Pozo, desde donde, nuevamente, por el trazado del ferrocarril, volvemos hasta La Gándara, donde habíamos dejado los coches.

A la vista de que en el Bar de este barrio había demasiado “personal”, preferimos coger los coches y buscar un sitio donde comer, más tranquilo, lugar que encontramos en un espacio de descanso que hay camino de La Hayuela. De aquí, dirección Comillas, nos desviamos a la derecha, pasado Canales, para ir al barrio de La Iglesia, de Ruiloba, donde terminamos con el consabido cafetucu (este día no apetecían las claras de rigor).

Esta es la localización de la zona de Udías

Y este el esquema de nuestro recorrido


Aquí arranca el trazado del antiguo ferrocarril, junto a algunos viejos edificios de la mina

En muchos tramos la vegetación se cierra hasta formar verdaderos túneles

Cruzamos el puente sobre otro ramal de tren que viene de otra de las minas

En los días grises, los verdes cogen un brillo especial

Buscamos las linternas para adentrarnos en el túnel

Parte del trazado tuvo que abrirse con dinamita

En otras partes, buscando el nivel más fácil de la ladera

Ya no se sabe si el túnel es verde o escavado en la roca

El segundo túnel es recto y casi no hace falta linterna

A lo largo del trazado, muchas traviesas emergen, enseñando los clavos con los que es fácil tropezar

Como pobres urbanitas que somos, todo nos sorprende

Llegamos a un punto mítico: El Pozo de Hoyo Madroño o de Peña Montero

Reponemos fuerzas, rumiando aires mineros, junto a la boca del pozo, debidamente sellada

Seguimos en la dirección que traíamos, ahora por pista forestal, dejando el Pozo a la derecha

Como todas las pistas de los eucaliptales, la suciedad y el abandono saltan a la vista

La niebla da un tinte de misterio al paisaje

Las desviaciones siempre a favor de rodear el Hoyo

Porque adentrarse en su tupida vegetación debe ser harto costoso

¿Qué pintan estos aparentes frutos en un roble? Lo tendremos que investigar

Seguimos rodeando, aunque parezca que volvemos al mismo sitio (y es así)

Acabaremos pasando por encima del segundo túnel y volveremos a divisar la torre del Pozo

Cincuenta metros antes de llegar a la torre, cortamos en perpendicular, bajando a la izquierda

Alcanzado el trazado del tren, lo cogemos en dirección izquierda para desandar el camino inicial

Por terreno conocido, sólo nos ayudamos del flash para caminar ligeros

El estilo de algunas edificaciones denotan la presencia extranjera en la propiedad y explotación mineras

Como antiguas viviendas de ingenieros

Huyendo de "aglomeraciones", encontramos un lugar tranquilo para comer, camino de la Hayuela

Y, después, otro rincón también tranquilo y señorial para tomar la arrancada: Ruiloba,


Y, con las mismas... hasta el fin de semana siguiente.

Circuito: MAZANDRERO - CUENCAS BÚCER Y VÍTOR - MAZANDRERO

Domingo, 25 de Abril de 2010

Con mucha curiosidad por conocer estos rincones poco nombrados, pero atrayentes, por su sola denominación, nos planteábamos esta marcha.

Pero, por segunda vez nos ha ocurrido lo mismo: equivocarnos a la salida del pueblo, guiándonos sólo por la orientación general, pero no acertando con el camino de inicio.

No obstante, el conjunto de la marcha ha resultado interesante. No llegamos a la Cuenca Búcer, aparentemente la más espectacular, pero sí a la Vítor, cuya espectacularidad nos daba una idea de lo que podía ser la otra.

Además, sirvió para que abundásemos en nuestro error el indicador que hay a la entrada de la Cuenca Vítor, donde se ve marcada una flecha en una dirección, debajo del nombre, como si para ir a la Cuenca Vítor había que seguirla. Hasta llegar aquí ya habíamos detectado que el camino que estábamos llevando no coincidía con la información que habíamos recopilado antes. Pero una vez adentrados en el monte, si es la primera vez que lo andas, no es muy fácil corregir. Lo cierto es que nos dejamos llevar por una orientación muy general que, por supuesto, nos servía para saber en qué dirección teníamos que encontrar el camino de vuelta para cerrar el circuito.

En el esquema se detalla el camino previsto (con puntos) y el realmente andado. Una vez llegados a las Cabañías, se trata de ir descendiendo en dirección Norte, atravesando los riachuelos que van a dar al Híjar, que discurre por el fondo del valle.

Posiblemente, el camino previsto de acceso a la Cuenca Búcer hubiera sido más cómodo que el último tramo recorrido para llegar a Vítor. Pero, lo pasado, pasado está. En otra ocasión, quizás en verano, interese volver para corregir el error y gozar nuevamente del espectáculo, además con un paisaje más florido.

El desnivel a salvar, en nuestro recorrido, es de 450 metros. Y el total de distancia a recorrer de unos catorce kilómetros.

Esta es la localización de la zona


Y este el esquema de nuestro recorrido


Cogimos el camino, a la izquierda, cuando teníamos que haber cogido el de la derecha

Se ve que arrancamos con ganas. Luego vendría algún que otro repecho

Aunque el barro no invitaba, debíamos coger el camino de la izquierda

Suspiramos por que llegue la primavera de una vez, para ver los bosques frondosos

Remontado el bosque, nos acercamos a una braña, desde don vemos ampliarse el panorama

Allí, parece indicar Maxi. Pero allí no estaba la cuenca que buscábamos

Con lo poco que a algunas les gusta cruzar los ríos... y encima no era por aquí...

Antes de enmendar nuestro error, reponemos algo las fuerzas

Vueltos sobre nuestros pasos, encaramos por la vía más recta

Los entendidos distinguieron que la rana era vermeja

Mirando hacia atrás, se ve claramente, a la izquierda, el camino por el que ascendemos

No todos suben al mismo ritmo, pero todos suben

Llegamos a Cuenca Vítor, pensando que era la Búcer. Pero el espectáculo era el mismo

Aguas cristalinas, donde nuestros amigos de los bichos, rápidamente encuentran un tritón

Estamos en la boca de desagüe de un circo glaciar

Interpretamos que la flecha blanca nos indica el camino de Vítor, cuando ya estábamos en ell

Dócilmente, seguimos la dirección de la flecha

Aunque hay quien sigue enamorado del lugar y se resiste a continuar

Siguiendo el camino, sin pérdida, llegamos a Cabañías, donde encontramos este refugio

La mano del "sapiens" tien que estar detrás de la colocación de estos bloques

En nuestro vocabulario particular, braña significa descanso para los pies

Aunque el refugio no está del todo mal, preferimos acomodarnos fuera para comer

Cogiendo un poco de altura, se ve cómo el camino rodea la braña

Una vez comido, huímos de la niebla amenazante

En el fondo del valle, Reinosa emerge fantasmal, entre la bruma

Después de cruzar el arroyo La Pradía, remontamos la loma, en busca del siguiente arroyo

Avanzamos en sentido transversal a los arroyos

Seguimos el estacado que se interpone en nuestro camino, hasta que encontramos el paso

Después de cruzar el Parralozas, remontamos otra loma para bajar, ya, en dirección a Mazandrero

La flecha, esta vez, no nos engaña

Esta es una de "las puertas" de Mazandrero: "Para tu caballo y mírala", como haría Carlos III

La señorial fuente de Mazandrero es el mejor marco para la instantánea final

Si alguien se anima, así encontrará la Cuenca Búcer en el verano. Una pasada ¿no?


A nosotros, nos han quedado unas ganas enormes de volver.