Domingo, 24 de julio de 2011.
Queríamos terminar “el curso” ascendiendo a Peña Vieja. Solemos terminar la temporada en julio, con la fiesta tradicional a la orilla del Saja. Por lo tanto, no nos quedaba más fecha que este domingo 24.
Preparamos la expedición con la incógnita del tiempo. La única variante, según nuestra costumbre, consistía en madrugar más para ser los primeros en Fuente Dé. El día se presentaba incierto, pero no pudimos menos que seguir el plan previsto.
En la estación inferior del teleférico éramos los segundos, así que todo se desarrollaba como esperábamos. Abajo no había niebla y se divisaba la estación superior. Más arriba podíamos encontrar de todo. Y lo encontramos: niebla, viento, calabobos…
La ascensión a Peña Vieja no tiene misterio. Caminos y senderos bien marcados. Dificultad media, si se toman las cosas con calma, como suele ser nuestro caso. Así que hay poco que reseñar.
Nuestra intención era, después, bajar por la Canal del Vidrio, pero vista la climatología, optamos por volver por donde habíamos subido.
La Canal del Vidrio, en nuestra opinión sólo tiene un secreto para bajar por ella: saber entrar por el único sitio por el que se puede acceder. Lo demás está rodeado de bastante leyenda. En condiciones normales no hubiésemos tenido ese problema. Luego, lo que es el descenso, no tiene mayor dificultad que la que pueden presentar los primeros tramos del descenso e la cumbre de Peña Vieja, que se puede resumir en roca lisa y piedras sueltas por encima. Lo malo de la Canal es todo el descenso previo por la Horcada, hasta llegar al tramo final de la Canal que, en caso de no poder bajar, debes remontar, de nuevo, hasta la falda de Peña Vieja. En nuestro caso, dada la mala visibilidad del día y no estando dispuestos a remontar ese desnivel, no nos arriesgamos y optamos por regresar por el mismo sitio. En fin de cuentas, de los cuatro que íbamos, tres no habían hecho Peña Vieja, por lo que hacer cumbre les era suficiente, al menos, por esta vez.
Los datos se resumen en un desnivel, desde El Cable, de apenas 800 mts. con un recorrido total de unos once kilómetros.
Esta es la localización de Peña Vieja
Y este el esquema de nuestro recorrido
Ya, desde los primeros pasos, la niebla nos rodeaba
Pero no tan espesa como para no poder leer los indicadores
Por momentos, la niebla se alejaba, pero no iba a dejar de ser la protagonista de toda la ascensión
Volviendo la vista atrás, por algunos momentos creíamos que algunos claros se iban a atrever con ella
Pero era sólo una ilusión
¿Va a clarear? Al menos, podemos enfrentar visualmente las moles de caliza
La mirada de Pedro parece interrogar al tiempo
Pero la determinación de seguir es total
Este grupo de rebecos, o estaba sordo y no detectaba nuestra presencia, o es que han llegado a familiarizarse tanto con los viandantes que ya no se asustan ni salen en estampida
Al pie de la Aguja de la Canalona, buscando las vueltas y con mucha fe, quienes no habían transitado nunca por estos senderos, siguen su ascensión aunque no ven el final
Esta imagen es un homenaje a Pedro en vísperas de cumplir sus primeros sesenta años
Superado el Collado de La Canalona, a nuestra derecha, los cortados impresionan hasta a Maxi
La mole de la Peña aparece y desaparece como un fantasma
La niebla apenas deja ver más allá de doscientos metros
Parecía que. detrás de la cumbre iba a aclarar
La chova piquigualda nos espera pacientemente a que lleguemos, por si "cae algo"
Ahí es nada. Entre los cuatro sumamos más de 250 años.
Bajando con cuidado la parte más delicada del descenso
¿Duda y resignación? Realismo. Optamos por abandonar la idea del Vidrio
Del Collado de La Canalona para abajo, a menudo, se pueden contemplar las "procesiones" de quienes van o vienen de Cabaña Verónica y Horcados Rojos