Domingo, 6 de Febrero de 2011.
Amanece un día prometedor. Con frío, pero muy luminoso. Ideal para cualquier tipo de marcha. La de Obios, este día, presenta, además, el aliciente de que estará nevado, al menos, en la cumbre.
La marcha es sencilla. No tiene pérdida. Partimos de Pujayo, donde dejamos los coches y cogemos la pista que parte al final del pueblo. La referencia es el tendido de Alta Tensión que sobrepasa la sierra por el collado de Los Cantones. Por allí también pasa la pista que nosotros cogemos.
La subida es constante. La pista está muy bien trazada. Y, a base de vueltas y revueltas, va cogiendo altura. El piso es bueno. El caminar cómodo. Con el sol calentando la espalda, aunque sea un sol de invierno, enseguida sobra la ropa. Sólo, a medida que cogemos altura y nos acercamos al collado, una brisa fresca nos acaricia las mejillas.
El día es espléndido y las vistas grandiosas.
Desde Los Cantones pisamos nieve hasta la cumbre. Una vez arriba, comemos y nos resistimos a bajar porque el sol, la luz, el panorama nos tenían atrapados.
Pero, tenemos que regresar.
La bajada es coser y cantar, aunque, al final, las piernas se cargan y dejarán huella, en forma de agujetas para el día siguiente.
La distancia total a recorrer es de trece kilómetros y medio, salvando un desnivel, a mitad de recorrido de 800 mts.
Esta es la localización de la zona
Amanece un día prometedor. Con frío, pero muy luminoso. Ideal para cualquier tipo de marcha. La de Obios, este día, presenta, además, el aliciente de que estará nevado, al menos, en la cumbre.
La marcha es sencilla. No tiene pérdida. Partimos de Pujayo, donde dejamos los coches y cogemos la pista que parte al final del pueblo. La referencia es el tendido de Alta Tensión que sobrepasa la sierra por el collado de Los Cantones. Por allí también pasa la pista que nosotros cogemos.
La subida es constante. La pista está muy bien trazada. Y, a base de vueltas y revueltas, va cogiendo altura. El piso es bueno. El caminar cómodo. Con el sol calentando la espalda, aunque sea un sol de invierno, enseguida sobra la ropa. Sólo, a medida que cogemos altura y nos acercamos al collado, una brisa fresca nos acaricia las mejillas.
El día es espléndido y las vistas grandiosas.
Desde Los Cantones pisamos nieve hasta la cumbre. Una vez arriba, comemos y nos resistimos a bajar porque el sol, la luz, el panorama nos tenían atrapados.
Pero, tenemos que regresar.
La bajada es coser y cantar, aunque, al final, las piernas se cargan y dejarán huella, en forma de agujetas para el día siguiente.
La distancia total a recorrer es de trece kilómetros y medio, salvando un desnivel, a mitad de recorrido de 800 mts.
Esta es la localización de la zona
Y este el esquema de nuestro recorrido
A poco de salir del pueblo, una primera bifurcación que cogemos a la izquierda
Una segunda que cogemos a la derecha, guiándonos por el tendido eléctrico
Alegre caminar bajo el sol de la mañana
Una primera vista atrás para contemplar el retorcido camino
En llegando a Los Cantones, Obios nos saluda con su coronilla nevada
Pisar nieve bajo el sol es una delicia
Otra vista atrás, contemplando el Valle de Iguña en su plenitud, con Bárcena, Silió, Cildá y las montañas pasiegas al fondo
Ni el espectáculo nos sobrecoge tanto como para "olvidar el móvil" por un momento
Una buena caseta forestal... cerrada a cal y canto. ¡Menos mal que no necesitábamos refugio!
Pasamos revista al panorama de alrededor: Los imponentes montes de Valnera
Al fondo, nuestro Dobra, que no falte. Delante, en primer término, la Rasía
Al fondo, la Sierra del Escudo. Delante, en el extremo derecho, El Moral
La Sierra de Peña Sagra
La inconfundible Concilla
Dejamos constancia del grupo
Y descendemos ligeros
Con sol, pan y vino se hace buen camino.