Domingo, 23 de Enero de 2011
Marcha por parajes poco frecuentados por senderistas y montañeros, quizá por la proximidad a Santander, quizá por su poca altitud, quizá por ser un lugar castigado por históricas y abundantes explotaciones mineras con sus correspondientes escombreras e instalaciones abandonadas, quizá por la agresión al paisaje que supone el Monumento al Indiano y su carretera de acceso.
Sin embargo, por todo lo anterior, el macizo ofrece variadas e interesantes opciones para caminar, hacer ejercicio y contemplar amplias y sorprendentes vistas.
Partimos de Socabarga, un barrio del Ayuntamiento de Villaescusa, a donde se llega, fácilmente, desde El Astillero, cogiendo un carretera que asciende, desde la misma ría de Solía, nada más atravesar el puente que, siguiendo la N – 635, lleva dirección Solares.
En Socabarga aparcamos cerca de la iglesia, en una zona de recreo de nueva construcción. Volvemos, andando, un poco sobre nuestros pasos y cogemos la primera desviación a la izquierda. Una vez en ella, seguimos la pista principal, siempre subiendo, dejando a la izquierda un depósito de agua, hasta llegar a las primeras instalaciones mineras abandonadas que corresponden a la antigua mina de Santa Ana. A partir de aquí, girando a la izquierda, cogemos una pista que por la ladera Norte del macizo, nos llevará hasta la cumbre del Pico Yen, si bien hay que ir desechando varias desviaciones a derecha e izquierda. Pero, no hay pérdida: el Pico Yen destaca en el horizonte y es la mejor referencia.
Aunque, a la hora de partir y durante el camino de aproximación a El Astillero, la mañana estaba lluviosa (qué raro!), al comenzar la marcha cesó la lluvia y ya no nos acompañaría en todo el trayecto. Al mediodía, incluso, salió tímidamente el sol, para quedar, al final, una tarde soleada. No obstante, la cumbre del pico amaneció nevada y, aunque, en cuanto salió el sol, desapareció rápidamente, tuvimos oportunidad de pisar nieve al llegar al alto.
La marcha, salvo dos tramos relativamente cortos de pendiente, es bastante tendida (al parecer la pista corresponde a algún tren minero que comunicaba las distintas minas, lavaderos, etc.).
El recorrido total, con ida y vuelta es de unos once kilómetros, con un desnivel de 450 mts.
Marcha por parajes poco frecuentados por senderistas y montañeros, quizá por la proximidad a Santander, quizá por su poca altitud, quizá por ser un lugar castigado por históricas y abundantes explotaciones mineras con sus correspondientes escombreras e instalaciones abandonadas, quizá por la agresión al paisaje que supone el Monumento al Indiano y su carretera de acceso.
Sin embargo, por todo lo anterior, el macizo ofrece variadas e interesantes opciones para caminar, hacer ejercicio y contemplar amplias y sorprendentes vistas.
Partimos de Socabarga, un barrio del Ayuntamiento de Villaescusa, a donde se llega, fácilmente, desde El Astillero, cogiendo un carretera que asciende, desde la misma ría de Solía, nada más atravesar el puente que, siguiendo la N – 635, lleva dirección Solares.
En Socabarga aparcamos cerca de la iglesia, en una zona de recreo de nueva construcción. Volvemos, andando, un poco sobre nuestros pasos y cogemos la primera desviación a la izquierda. Una vez en ella, seguimos la pista principal, siempre subiendo, dejando a la izquierda un depósito de agua, hasta llegar a las primeras instalaciones mineras abandonadas que corresponden a la antigua mina de Santa Ana. A partir de aquí, girando a la izquierda, cogemos una pista que por la ladera Norte del macizo, nos llevará hasta la cumbre del Pico Yen, si bien hay que ir desechando varias desviaciones a derecha e izquierda. Pero, no hay pérdida: el Pico Yen destaca en el horizonte y es la mejor referencia.
Aunque, a la hora de partir y durante el camino de aproximación a El Astillero, la mañana estaba lluviosa (qué raro!), al comenzar la marcha cesó la lluvia y ya no nos acompañaría en todo el trayecto. Al mediodía, incluso, salió tímidamente el sol, para quedar, al final, una tarde soleada. No obstante, la cumbre del pico amaneció nevada y, aunque, en cuanto salió el sol, desapareció rápidamente, tuvimos oportunidad de pisar nieve al llegar al alto.
La marcha, salvo dos tramos relativamente cortos de pendiente, es bastante tendida (al parecer la pista corresponde a algún tren minero que comunicaba las distintas minas, lavaderos, etc.).
El recorrido total, con ida y vuelta es de unos once kilómetros, con un desnivel de 450 mts.
Esta es la localización de la zona
Y este el esquema de nuestro recorrido
Dejamos los coches en Socabarga y nos preparamos. El suelo está todavía mojado
Volviendo sobre nuestros pasos, hemos cogido dos desviaciones a la izquierda
Dejamos a la izquierda un depósito de agua
Llegamos a las primeras instalaciones mineras abandonadas
Son buitres. No es común encontrarse un espectáculo así. Al fondo el Castil Negro
La huella de la antigua Mina Santa Ana
Aunque no aparezcan en la foto, los buitres están remontando el vuelo, para nuestro asombro
La única construcción que encontramos en la camino y que, a la vuelta, aprovecharemos como refugio para comer
El camino sigue, en su mayor parte, llano, pero nosotros cogemos, a la derecha, una de las desviaciones de ascendentes
Alguna nube todavía asciende por la ladera y nos envuelve
Generando visiones fantasmagóricas, pero tan sorprendentes como ésta
Otro tramo de apacible caminar con el Pico Yen nevado, al fondo
En este pinar reponemos fuerzas y seguimos por un sendero puntualmente señalizado
Para encarar ya el último tramo
El pirulí es airoso pero su ubicación una pena
Volvemos la vista atrás sobre la Peña Mora y el Castil Negro
Como arriba corría un airecillo que pelaba las orejas, nos apresuramos a bajar
Abandonamos la nieve y saludamos al sol
En esta cabaña a medio restaurar, comemos y descansamos un poco
La nieve ha huído al salir el sol
Los buitres ya no quieren nada con nosotros. A la derecha una de tantas escombreras
Antes de terminar el descenso, nos paramos para contemplar el panorama, al sol de la tarde
Una marcha de belleza inesperada