Domingo, 8 de Mayo de 2011.
El Castro Valnera es, sin duda, uno de los montes más emblemáticos de Cantabria. Como auténtico guardaespaldas, no sólo preside la parte cantábrica de los valles pasiegos, sino que guarda, desde el Sur, las espaldas de toda Cantabria. Con sus “solos” 1.718 mts. de altitud, su morfología, con su imponente e inconfundible fachada norte, destaca desde todas las alturas de Cantabria.
Al Castro se puede acceder por diferentes rutas, bien desde le abandonada estación de esquí de Lunada, bien, directamente, desde Pandillo, pasando por el collado que lo separa de La Peña Negra, o bien, como en nuestro caso, desde el Puerto de Estacas de Trueba. Pasado el puerto, unos tres kilómetros y medio, en dirección a Espinosa de Los Monteros cogemos una pista que arranca, a la izquierda, hasta llegar al pie de los invernales de Rando, después de pasar por un tramo de pista hormigonada.
A partir de los invernales, un sendero, a media ladera, va acompañando al Arroyo de La Peña Negra, tributario del Trueba, hasta llegar a otros invernales, en una curva del río. A partir de aquí, ganando un poco de altura, nos situamos en el Collado que separa La Peña Negra del Castro, giramos a la derecha y nos plantamos al pie de éste.
En todo el recorrido, sólo hay un paso que hay saber localizar, y que sirve para salvar la pared con la que arranca el pico.
Una vez superado dicho paso, dos alternativas se ofrecen: seguir de frente, a media ladera o coger una desviación a la izquierda, más directa, pero, también más pendiente. Nosotros optamos por seguir de frente.
Este sendero asciende suavemente, en zig-zag, hasta un punto en que ya se divisa la cumbre, a nuestra izquierda, y en el que hay que girar, para llegar a una gran lastra. Pasando ésta, por su parte superior, y siguiendo el sendero, nos ponemos al pie de la cumbre, donde hay que trepar un poco para encaramarnos a ella.
Bajar hasta la lastra y coger el otro camino que desciende más directamente hasta el paso, ahora resulta más rápido y cómodo.
El Castro Valnera es, sin duda, uno de los montes más emblemáticos de Cantabria. Como auténtico guardaespaldas, no sólo preside la parte cantábrica de los valles pasiegos, sino que guarda, desde el Sur, las espaldas de toda Cantabria. Con sus “solos” 1.718 mts. de altitud, su morfología, con su imponente e inconfundible fachada norte, destaca desde todas las alturas de Cantabria.
Al Castro se puede acceder por diferentes rutas, bien desde le abandonada estación de esquí de Lunada, bien, directamente, desde Pandillo, pasando por el collado que lo separa de La Peña Negra, o bien, como en nuestro caso, desde el Puerto de Estacas de Trueba. Pasado el puerto, unos tres kilómetros y medio, en dirección a Espinosa de Los Monteros cogemos una pista que arranca, a la izquierda, hasta llegar al pie de los invernales de Rando, después de pasar por un tramo de pista hormigonada.
A partir de los invernales, un sendero, a media ladera, va acompañando al Arroyo de La Peña Negra, tributario del Trueba, hasta llegar a otros invernales, en una curva del río. A partir de aquí, ganando un poco de altura, nos situamos en el Collado que separa La Peña Negra del Castro, giramos a la derecha y nos plantamos al pie de éste.
En todo el recorrido, sólo hay un paso que hay saber localizar, y que sirve para salvar la pared con la que arranca el pico.
Una vez superado dicho paso, dos alternativas se ofrecen: seguir de frente, a media ladera o coger una desviación a la izquierda, más directa, pero, también más pendiente. Nosotros optamos por seguir de frente.
Este sendero asciende suavemente, en zig-zag, hasta un punto en que ya se divisa la cumbre, a nuestra izquierda, y en el que hay que girar, para llegar a una gran lastra. Pasando ésta, por su parte superior, y siguiendo el sendero, nos ponemos al pie de la cumbre, donde hay que trepar un poco para encaramarnos a ella.
Bajar hasta la lastra y coger el otro camino que desciende más directamente hasta el paso, ahora resulta más rápido y cómodo.
Si se tiene suerte con el día, las panorámicas son espectaculares. Y los cortados sobre Lelsa, Colina y La Vara imponen respeto. En nuestro caso, el lejano horizonte se mostraba algo difuso, aunque, no por eso, las vistas dejaron, una vez más, de sorprendernos.
La distancia total a recorre, con ida y vuelta, es de unos doce kilómetros, y el desnivel a salvar de unos 550 mts.
Esta es la localización de la zona
Y este el esquema de nuestro recorrido
Partimos hacia Rando, por la pista hormigonada
Empezamos a situarnos visualmente: La Peña Negra, a la izquierda, La Cuvada Grande, a la derecha, El Castro, al fondo, en el centro
Pasamos junto a los invernales de Rando
Y cogemos el sendero que nos acompañará todo el trayecto
Volvemos la vista atrás y contemplamos todos los barrancos que forman los arroyos tributarios del Río Trueba
En una curva del Arroyo Peña Negra, llegamos a unos invernales
Donde paramos para repostar un poco
Retomamos el camino para, en ligero serpentear, ir cogiendo altura
No plantamos al pie del Castro y divisamos el paso que tenemos que franquear
Lo localizamos más de cerca
Lo superamos fácilmente
Y seguimos por la alternativa que sigue de frente
En este punto giraremos a la izquierda
Las Rinconeras, Los Porrones y la Llusa, al Este
Y le Picón del Fraile, con el insulto de su centro de control aéreo profanando si cima
La Lastra y el Castro, al fondo, con su forma de masera invertida
Estamos a un tiro de piedra, basta con dejarse llevar por el sendero
Hasta aquí hemos llegado
La foto de la satisfacción
El Cerro La Vara al pie y el naciente Valle del Pas, al fondo
El Picón de Los Lastreros, en primer término, Los Picones de Sopeña, detrás y el Valle del Pisueña, al fondo
Porracolina, Carrío, Pizarras... La Mota de Cucolobrero al pie
"Destrepando" desde la misma cumbre
Llegamos, nuevamente a la Lastra
Bajamos por el sendero más rápido
Una vez al pie del Castro, desandamos lo andado, no sin antes disfrutar de la silueta de La Peña Negra
Volvemos a los invernales para descansar y comer
Siguiendo a media ladera nos acercamos al final del trayecto
Divisando los invernales de Rando sabemos que nuestro recorrido ha terminado